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¿Equipos Innovadores? A veces las palabras nos pierden

Me llama la atención las respuestas de la gente famosa en las revistas, cuando se le pregunta “cuál era el secreto para seguir con su pareja después de cierto tiempo”. Las respuestas siempre comprenden tres o cuatro conceptos como “respeto, amor incondicional, apoyo mutuo, fidelidad, etc.”
Yo, casada desde hace más de una treintena de años, siempre he pensado que las respuestas sencillas con dos o tres palabras clave son una falacia. Quizás esté equivocada, pero cuando pienso en mí y en mi pareja, y en por qué seguimos siendo felices como pareja después de tantos años, me vienen a la mente las dificultades por las que hemos pasado y la forma en que las hemos solucionado, los momentos felices, la evolución de pareja a padres y abuelos, las carreras de nuestros hijos, los problemas económicos, los asuntos familiares, etc. Resumir toda una vida en pareja en tres palabras, que quieres, me parece un absurdo.
Lo mismo me sucede con los equipos innovadores. Todo el mundo tiene una receta mágica al estilo de “siete claves de equipos innovadores” pero hay que ser consciente de que no existe una barita mágica que convierta a los equipos en innovadores. El quid de la cuestión, como siempre, es dedicar tiempo al equipo y trabajar con sus componentes para hacer que aflore todo su potencial, lo que requiere de una metodología y una planificación exhaustiva. Y ser consciente de que se necesita cierto tiempo para que el grupo evolucione y se convierta en un equipo innovador.
Ahora sí, ahora ya podemos hablar de “por qué somos un equipo innovador”, ahora podemos decir que hemos trabajado duro como equipo para hacer que las reuniones sean eficaces, hemos establecido normas consensuadas de funcionamiento, hemos detectado la potencialidad de cada componente del equipo, hemos conseguido que lo ponga al servicio del equipo, hemos aprendido a colaborar activamente, etc. En definitiva, hemos pasado de ser una tribu a ser un equipo en el que se da importancia tanto al trabajo que hay que realizar como a todo lo que supone interacción entre personas. Hemos aprendido a organizar y planificar la tarea, a resolver los conflictos de intereses, a respetar las diferentes opiniones y a tenerlas en cuenta, a tomar decisiones consensuadas, a hablar con claridad pero sin agresividad, etc.
Todo esto no se aprende con una “guía de siete conceptos”, se aprende haciendo y dedicándole el tiempo necesario para que se produzca el cambio.
Y aunque parezca increíble, un equipo con una persona facilitadora y con una metodología adecuada, en veinte horas aprende a sacarle chispas al equipo. ¿Innovador? Depende de si su tarea lo requiere, pero como equipo ¡lo que se aprende!.

Ana Reoyo, apasionada de los retos y de los equipos

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Comentarios:

  • Por Anónimo (26/06/2015 a las 12:08)
    Las "recetas mágicas" quedan muy bien en un libro. Lo divertido viene cuando decidimos ponernos a ello y dejar "la cocina hecha un asco". He tenido la suerte de trabajar contigo en este tema de los equipos y estoy 100% de acuerdo en que se aprende haciendo y dedicándole el tiempo necesario; si no lo ponemos en práctica y repetimos y repetimos, lo que leamos en libros o escuchemos en cursos se nos olvida en un par de días. Espero poder contar contigo pronto para darle "otro repaso" a nuestros equipos.
  • Por MAS INNOVACIÓN ORGANIZACIONAL, S.L. (29/06/2015 a las 11:19)
    Gracias por tu comentario. Efectivamente, tenemos que hacer que nuestros comportamientos saludables y efectivos en los equipos se conviertan en hábitos. Y eso sólo se consigue poniéndolos en práctica y comprobando los buenos resultados.
  • Por Ana (29/06/2015 a las 16:36)
    Anónimo del 26/06/2015, por un error en las tripas de la web, no sabemos tu nombre, nos hemos quedado con las ganas de saber quien eres.

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