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¡Dame herramientas para resolver conflictos!

Recientemente hemos intervenido en una organización, después de analizar su situación actual, con el objetivo de avanzar hacia una organización más participativa.
Entre las actividades desarrolladas hemos introducido un taller de “resolución de conflictos en las organizaciones” y al finalizar, hemos pedido a los integrantes del mismo que nos indiquen “que ideas se llevan del taller”.
Podría categorizar las ideas recogidas en tres grupos: un grupo de personas que están ansiosas de aprender y seguir aprendiendo, un grupo de personas que recoge conceptos y formas de resolver los conflictos y tratan de ponerlo en práctica y, finalmente, un grupo de personas que “necesitan” herramientas para resolver conflictos.
Las herramientas las podemos facilitar, pero somos las personas las que tenemos que desarrollarlas y aplicarlas porque, cuando se trata de conflictos, necesitamos herramientas cognitivas, afectivas y de resolución de problemas.
Dichas herramientas engloban la reestructuración cognitiva para ver el problema desde otros puntos de vista, resistencia a la frustración en caso de que no se disponga de influencia ni recursos para resolver el conflicto, manejo del estrés que todo conflicto produce, empatía para comprender la posición y necesidades de la otra parte inmersa en el conflicto, etc. Estas herramientas tienen su espacio en la  caja de herramientas para resolver conflictos, junto con unas cuantas más: disponer de un grupo de apoyo social (amigos, familia), saber pedir ayuda y consejo, saber ceder de vez en cuando, saber defender aquellos intereses que consideras prioritarios y no puedes ceder, pensar en el beneficio mutuo, centrarse en la consecución del objetivo común, etc.
Herramientas, haberlas las hay, sólo hay que saber usarlas con éxito, porque los conflictos tienen parte racional y parte emocional. ¿De qué bagaje emocional disponemos? Porque emplear una herramienta de resolución de problemas no es difícil, lo difícil es mostrarse empático, ceder de vez en cuando, negociar por intereses, pensar en ganar-ganar, saber escuchar lo que se dice y lo que no se dice, saber centrarse en el objetivo común cuando estoy en un grupo, etc.
Siendo conscientes de que los conflictos son inherentes a las personas, más nos vale aprender a resolverlos de manera satisfactoria, siendo conscientes de que se aparende haciendo, es decir, poniendo en práctica todas las herramientas.

Ana Reoyo (reflexión para mi propio aprendizaje socio-emocional)

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